miércoles, 7 de diciembre de 2016

Gnoquis de patata negra



¡Buenos días! Viendo que esta semana es diferente y muy 'pre-festiva'...¿No has pensado que es el momento ideal para poner en práctica esas recetas que aun no has probado hacer y quieres que sean perfectas el día del juicio final? Bien, pues yo añado una más a la lista. 
Los gnoquis de patata negra (o violeta). Es un plato sencillo, divertido y con ese color tan peculiar que tiene, le dará un toque sofisticado a tu mesa. 
Lo cierto es, que visualmente casaría mucho mejor con una salsa en tono claro. Una de queso roquefort con champiñones y nueces, o con una salsa de nata con bacon y brócoli....pero yo tenía que hacer esa, y lo cierto es que el contraste de colores no es del todo malo y el sabor le iba muy bien. Pero para que quede más bonito en el plato, la salsa debe ser más líquida. Perfectamente puedes hacer una bolognesa y aclarar con un chorrito de nata o simplemente que tenga más salsa de tomate que de carne picada.
Todo dependerá de, si usarás los gnoquis como plato principal o como acompañante  de una carne o pescado. En mi caso, es plato principal. Pero te puedes ahorrar la salsa y añadirlos al plato sustituyendo las típicas patatas asadas o el puré espeso de toda la vida.

Puedes hacerlos de la patata que quieras, no tiene porqué ser de la negra. El procedimiento es el mismo. Pero asegúrate que sea una patata para cocer. Que no sea de las nuevas, sino la vulgarmente llamada patata vieja, que es más harinosa y de carne amarillenta.
Yo elegí este tipo de patata porque jamás antes había visto una patata negra. Y la verdad, después de tenerla en casa y no saber qué hacer con ella, se me ocurrió hacer los gnoquis. Que también llevaba tiempo queriendo hacerlos.

¡Dos cosas nuevas a la vez! Cómo me divertí ese día. Ahora os toca a vosotros.

INGREDIENTES
(para 6 personas)
  • 300 gr de patata negra
  • 150 gr de harina de arroz
  • 150 gr de fécula de patata
  • 3 huevos
  • una pizca de sal
  • un chorrito de aceite


PROCEDIMIENTO

Lavamos las patatas y las metemos con piel en una olla con agua y sal a hervir. Sabremos que están cuando puedas atravesarlas con un cuchillo sin dificultad. Pero cuidado, no las tengas demasiado. Ve probando cada poco tiempo. 
Una vez cocidas las patatas, escúrrelas y déjalas enfriar un poco, lo suficiente para poder manipularlas sin quemarte. Entonces, quítales la piel.
En un cuenco grande, tipo ensaladera, mete las patatas peladas y aplástalas con un 'chafa patatas'. Si no tienes, puedes usar unas varillas, un tenedor e incluso las manos. Una vez hecho esto, te quedarás un rato mirando la masa. Es sorprendente el color morado intenso que tiene. Es precioso. Una pena que no mantenga esa intensidad hasta el final.

Los pasos que vienen a continuación, los he visto hacer de diferentes maneras, así que yo os explico cómo y porqué los hice así. 
En un cuenco mezcla la harina de arroz con la fécula de patata. Puedes usar la harina que quieras, pero que sea la más común posible. No sé cómo saldría con otra, tipo teff, castaña, mijo, garbanzos... la de arroz es la mejor y además es barata, fácil de encontrar y no tiene gluten.
En otro cuenco, bate los huevos y resérvalos. 
A continuación vamos a mezclar todo. Si buscas en internet verás fotos muy bonitas de un volcán de harina con los huevos en el centro, etc. Pero mi realidad es que no tengo una buena encimera para hacer eso. Así que lo he mezclado todo en una ensaladera muy grande y cuando la mezcla se ha convertido en masa, la he sacado y ya sí que la he trabajado en la encimera de la cocina previamente enharinada.

Ve añadiendo poco a poco de las dos cosas (harina y huevo batido). También añade un chorrito de aceite y sal. En éste paso, puedes añadir las especias que quieras. Como por ejemplo ajo molido, orégano, tomillo, comino...la que mejor le vaya a la salsa que vayas a hacer después. Lo ideal es amasar con las manos. Yo me puse unos guantes de latex, me lavé las manos con jabón y me puse a la faena. La verdad, clavar las uñas en algo que después me voy a comer, no me parece muy higiénico. 



Una vez que se ha hecho una 'masa', espolvorea un poco de harina en la mesa de trabajo y sácala del cuenco. Sigue amasando hasta que quede lo más homogénea posible.

Haz una bola y pártela en cuatro trozos. Coge un trozo y estíralo haciendo una serpiente de unos 2 cm de diámetro. Corta trozos de 3 cm de largo aproximadamente. Depende del grosor de gnoqui que quieras hacer. Yo probé de dos maneras, unos muy gordos y otros más pequeños. Obviamente, no los cocí juntos después. 
Para que no tengan ese aspecto de 'cuadradito' coge uno a uno, y muy suavemente, redondéalo. Haz el intento de hacer una bola con él, pero sin llegar a hacerlo. Porque después con el tenedor, para darle ese dibujo rayado se aplastará y se hará más largo.
Haz lo mismo con todos. Enharina cuando sea necesario tanto la mesa como la masa.
Ve apartándolos en una fuente donde no se amontonen. 



Cuando los tengas todos hechos, consérvalos en el frigorífico hasta que los vayas a cocinar. Perfectamente, los puedes hacer un día antes y guardar en un envase tapado. 

Para cocinarlos, pon una cacerola con abundante agua y sal. Cuando el agua hierva, échalos con cuidado y con la ayuda de una rasera. Cuando los gnoquis empiecen a flotar, cuenta unos 3'/4' de cocción y los sacas con la espumadera. Si tus gnoquis son más gruesos, dales más tiempo de cocción. Puedes sacar uno de prueba y si está en su punto, sácalos.
¡Ya están listos! Si son acompañantes, añádeles un chorrito de aceite y un alguna especia de hoja pequeña, como orégano o incluso semillas de amapola. 

Están muy ricos...lo único que tiene de malo, es que al cocer pierden ese color morado intenso. Pero aun así, siguen siendo vistosos y diferentes.
¡Espero que te gusten tanto como a nosotros!




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